martes, 1 de octubre de 2013

La Importancia de la Psicomotricidad


    De acuerdo con Núñez y Berruezo (2004) la psicomotricidad no es solo algo que debe incluirse en el currículo de la educación infantil, sino que posiblemente sea el medio más acertado para promover el desarrollo, la evolución y la preparación para los aprendizajes de los niños y las niñas. Las ejercitaciones para el desarrollo de la motricidad a estas edades incluyen, las actividades que se citan a continuación: tono, control postural, control respiratorio, organización espacio temporal, lateralidad, coordinación dinámica (Gutiérrez, 2009; Pérez, 2011).

    Para este desarrollo es vital trabajar mediante el juego ya que desarrolla el intelecto y la socialización además de las facultades psíquicas y físicas que permiten conocerse cada uno a sí mismo. Además conectan al niño con la sociedad ya que ésta se refleja al igual que la cultura en los juegos. Al mismo tiempo, el niño disfruta jugando. Y como es el medio natural de expresión infantil sirve además como única forma de expresar sentimientos, problemas, deseos y aliviar tensiones emocionales (Valdés, 2002). El juego es la forma en la que el niño se divierte y aprende a la vez, experimenta sensaciones y es en lo que quiere invertir la mayor parte de su tiempo, por lo que es una herramienta básica para tratar con él. Además se conseguirá que el niño vea la actividad como algo divertido y en un futuro cuando piense en deporte lo relacionará también con placer y diversión, minimizando la probabilidad de sedentarismo en la adolescencia.

 

    En la sociedad actual el niño es sometido a una reducción de posibilidades creativas y de movimientos. Además los deportes grupales incorporan hasta a niños de 4 años que no están preparados psicológicamente ni motrizmente para la práctica deportiva. Esto a parte de frustrar el proceso natural del niño en la sociedad infantil puede propiciar conductas autistas. Se deben respetar las etapas eligiendo qué tareas y cómo realizarlas (Zampa, 2007).Se cree que no es en absoluto recomendable que el niño se especifique en un deporte desde edades tempranas. Las ofertas deportivas extraescolares en edades infantiles deberían trabajar casi en su totalidad la psicomotricidad y no limitarse a ejercicios o juegos específicos de un deporte. Hasta cumplir los 8-9 años, no debería enfocarse la actividad del niño hacia el deporte, y en lugar de realizar un único deporte debería practicar varios en talleres o extraescolares de multideporte. Para Arufe (2002), entre los 4 y 7 años se deben realizar juegos predeportivos o psicomotores que serán la base del futuro deportista. Son juegos con una tarea motriz con gran riqueza que pueden aplicarse a cualquier deporte cuando el niño crezca. Se debe realizar una correcta progresión hacia el deporte. Estos juegos no enseñan gestos técnicos o buscan la automatización de movimientos sino que dan rienda suelta al desarrollo de los movimientos del niño. Son patrones básicos que son aplicables a cualquier deporte.

 Los objetivos que se quieren conseguir mediante esta propuesta son que los alumnos sean capaces de:
  • Tener buen control tónico y equilibrio.
  • Saber las posibilidades y limitaciones de cada uno.
  • Diferenciar ritmos durante la marcha y la carrera (rápida, lenta).
  • Integrarse con facilidad al grupo.
  • Escuchar y ejecutar lo que el profesor ordene.
  • Relacionarse con otros alumnos.
  • Mostrar interés y participar en actividades.
  • Reconocer características de los objetos como formas, tamaños, pesos; lateralidad: adelante, atrás, izquierda, derecha; colores.
  • Realizar movimientos coordinados.
  • Imitar movimientos.
  • Seguir ritmos.
  • Tomar parte comentando o aportando ideas.
  • Desarrollo de la lateralidad y la coordinación.    












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